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En el comienzo de los 90 descubrimos el valor de los grandes prefabricados de hormigón blanco en Marbella House o de Hormigón rosa en Mirasierra donde expresábamos nuestra Arquitectura a través del juego de piezas y juntas para volver en el 96 a los volúmenes únicos del hormigón blanco vertido in situ, esta vez con áridos de cantos rodados en el Instituto de Cerámica y Vidrio para la Universidad Autónoma de Madrid y en la Iglesia de la Avenida de los Madroños donde por primera vez labramos surcos a mano en el hormigón sobre dibujos intencionados previos.

Estos descubrimientos, producto de nuestra experiencia en el moldeado y labrado del hormigón visto con áridos marmóreos y granulometrías muy especiales, protestadas por las máquinas de bombeo nos llevaron en el 2003 a las paredes perforadas y esculpidas de las Oficinas de Juan Ignacio Luca de Tena 1, en Madrid y en el 2004 a las grandes masas de hormigón rosa formando paredes ciegas y marcos del Hotel Puerta de Madrid en la Avda. de América.

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